Grandes errores de la Luftwaffe de Hitler.
A medida que una guerra avanza, los acontecimientos señalan una equivocación, un error de cálculo, un momento de orgullo desmesurado, una inadvertencia o simplemente un disparate que no pudo ser detectado previamente, pero que se hace evidente en un instante, tan claro que parece obvio desde el principio. Hermann Göring, el comandante supremo de la Luftwaffe, implicado en relaciones complejas con el Führer,cometió desaciertos cruciales.
La Luftwaffe se parecía mucho a la RAF y la fuerza aérea francesa, tanto que, en 1935, cuando Hitler dio a conocer al mundo su obra, este quedo impresionado. Se denominó como la fuerza más poderosa y lo demostró en la invasión de Polonia aquel septiembre durante 3 semanas. Tenía una pega y era su desorden organizativo.
A finales de 1940, durante la invasión del oeste por Alemania, Göring declaró que su fuerza aérea destruiría la Fuerza Expedicionaria Británica en Dunkerque. Los cazas de la RAF y de la Royal Navy impidieron que sucediese. Cerca de 400.000 soldados franceses e ingleses evitaron ser capturados y consiguieron cruzar el canal de la Mancha.
Cuando Göring mandó la Luftwaffe para abrir camino a la invasión alemana de Gran Bretaña, a finales del verano de 1940, se equivocó en el cálculo del potencial que aún le quedaba a la RAF. Fue la conocida operación León Marino, más conocida como "La batalla de Inglaterra" de la que se conocen ya sus errores. Eran varias las razones ventajosas de la RAF. Con la guerra en cielos británicos, ahorraban combustible; los aparatos alemanes tenían que volar de 80 a 160 km antes de entrar en combate, mientras que los aviones británicos podían hacerlo en cuanto alcanzaban la altura operacional. Y la diferencia entre lanzarse en paracaídas en suelo enemigo o hacerlo sobre el canal de la Mancha no pasaba inadvertida para nadie.
La RAF disponía de sistemas avanzados de vigilancia y radar, mucho más fiables de los que tenían los alemanes., y el funcionamiento pleno de la aviación y la munición británica significaba que los británicos podían superar la producción alemana. En el crucial verano de 1940, las fábricas Vickers y Hawker de Gran Bretaña producían 500 aparatos al menos, mientras que los alemanes solo 140.
Fue en Rusia donde la verdadera debilidad de la Luftwaffe se hizo notar. Con un comienzo espectacular, llegando a destruir en una mañana más de 500 aviones de combate en el suelo y más de 200 en vuelo. Al final del día, consiguieron destruir 1200 aviones, cerca del 25% de la fuerza aérea rusa. Pero, a medida que los Panzers alemanes penetraban más y más en territorio ruso, a la Luftwaffe le fue más difícil atender las exigencias de apoyo aéreo. La geografía del combate había cambiado. Las demandas hechas a la Luftwaffe exigían más aparatos de los que poseían, y la producción no podía satisfacerlo debido a la "estúpida" idea de Hitler de mantener la economía alemana destinada a la producción de munición de combate en pie de guerra hasta 1943.
Otro error de la Luftwaffe era la insuficiencia de bombarderos pesados, que hacían falta para atacar las industrias rusas.